'Hasta que no conozcamos la genética de la escoliosis seguirá siendo complicado tratarla'

ENTREVISTA A LAWRENCE LENKE
Es uno de los mejores médicos de EEUU y una eminencia en operaciones de columna

Sus cirugías no suelen durar menos de ocho horas. Son verdaderas obras de arquitectura de la columna vertebral. Tras 18 años especializado en operar deformidades espinales, y emulando al mismísimo doctor House, Lawrence Lenke recibe los casos más complicados, los que sus colegas no se atreven a tratar o no saben cómo. El 95% de sus pacientes ha sido derivado. Probablemente ésa sea una de las razones por las que su nombre ha figurado, durante seis años consecutivos, entre el listado de los mejores médicos de América.
Pero su fama también tiene mucho que ver con la clasificación bautizada en su honor. Desde el año 2000 su sistema, el Lenke, sirve para caracterizar el tipo de escoliosis que padecen los adolescentes de todo el mundo. Todo un honor para un médico que soñaba con ser cirujano cardiaco pero que, por "circunstancias de la vida", se topó con la cirugía ortopédica. En uno de tantos viajes que ha hecho a España, para "aprender y enseñar a los expertos", esta figura internacional ha recibido a elmundo.es.
Pregunta.- De todas las deformidades espinales está especializado en la escoliosis. La curvatura de la columna que lo caracteriza, ¿es un defecto de nacimiento o se puede desarrollar en la edad adulta?
Respuesta.- En la infancia, entre un 2% y un 3% de los niños desarrollará escoliosis. A menudo, es parcial, una leve curvatura, pero uno de cada 1.000 tendrá que someterse a cirugía. Aunque es multifactorial, está claro que cuenta con un marcado componente genético que esperamos haber descifrado en los próximos 10 ó 20 años. En cuanto a los adultos, se sabe menos de la escoliosis pero suele surgir con el paso de los años. Los últimos datos indican que un 5% la padecerá.
P.- ¿Qué medidas preventivas sugiere?
R.- La prevención comienza con la detección temprana. En el caso de las escoliosis, podría ser útil corregir un poco la postura con un corsé o, si hay que operar, suele ser mejor hacerlo cuanto antes. En los adultos ya es más complicado, el diagnóstico se da cuando ya presentan algún síntoma.

"En la infancia, entre un 2% y un 3% de los niños desarrollará escoliosis"

P.- ¿Cómo se trata?
R.- Para la escoliosis hay tres tipos de tratamientos. El primero es la observación; no todos los pacientes deben recibir una terapia activa, sobre todo si la desviación es pequeña o no hay síntomas. Otra opción son los corsés, el ejercicio o la terapia física. Los primeros se recomiendan a los más jóvenes, que todavía están en la etapa de crecimiento. La última alternativa es la cirugía. Se da en raras ocasiones y es una de las intervenciones más serias que se realizan ya que, dependiendo de la gravedad, puede durar hasta 15 horas.
P.- ¿Con estos tratamientos se evita que la columna siga deformándose?
R.- Sólo con la cirugía, y ésta se reserva para los casos más severos. Desgraciadamente, una vez que se identifica la escoliosis no hay otros métodos para corregirla completamente. Incluso los corsés que se les ponen a algunos niños son un tema controvertido, no se sabe si son verdaderamente eficaces. Hasta que no conozcamos el contenido genético de la escoliosis no vamos a poder predecir el progreso que va a seguir y, por eso, continuará siendo muy complicado tratarla.
P.- ¿Los propios pacientes pueden poner de su parte?
R.- No hay nada que la persona pueda hacer por sí misma para corregir la escoliosis. Ni el ejercicio, ni la quiropráctica, ni los electrodos en los músculos... Ninguna evidencia científica ha demostrado su eficacia. No corrigen ni previenen la progresión. Actualmente, si se va a curvar no hay nada que podamos hacer, tampoco bastaría con realizar ejercicio las 24 horas al día. Es algo parecido a lo que ocurre con la miopía, sólo se corrige completamente con la operación (y ésta sólo es aplicable en contadas ocasiones).
P.- Cuando se decide operar, suele ser pacientes con una condición muy grave que, además de la postura deformada, padecen mucho dolor, problemas respiratorios, nervios pinzados... ¿Qué riesgo se desprende de estas cirugías?

"Hasta que no conozcamos el contenido genético de la escoliosis
no vamos a poder predecir su progreso"

R.- Son intervenciones muy complejas. En el caso de los niños, suelen ser más sencillas porque tienen los huesos más fuertes y su columna es más flexible. En los adultos, la cirugía es más complicada y también la rehabilitación. La masa ósea es más débil y muchos padecen trastornos asociados muy dolorosos, como la estenosis espinal, un estrechamiento de la columna que afecta a los nervios de la zona.
P.- Parte de su prestigio como médico se lo debe a la clasificación de las escoliosis que lleva su nombre, el Sistema Lenke...
R.- La escoliosis sin causa conocida que desarrollan los jóvenes entre los ocho y los 11 años -Escoliosis Idiopática del Adolescente- es la más corriente y necesita una adecuada caracterización. En la década de los 90 nos dimos cuenta de que el sistema vigente de clasificación, el King, no era perfecto. No abordaba todos los tipos de curvatura y sólo las clasificaba mirándolas desde la perspectiva frontal, se olvidaba de la parte lateral y de la torsión. Esto provocaba que ante una misma radiografía los expertos realizasen diferentes diagnósticos. Y eso no puede ser, se puede diferir en el tratamiento pero no en el nombre del trastorno.
P.-¿Cómo consiguió que su clasificación se impusiera en el mundo?
R.- No sólo fui yo la que la creó, es fruto del trabajo de un grupo de cinco expertos. Diseñamos un sistema más preciso que nos permitió llegar a un mayor acuerdo. Buscábamos que fuera más fiable, universal y tridimensional y dimos con él en 1995. En el 2000, unos cinco años después de diseñarlo, conseguimos que el sistema se adaptase mundialmente y ahora ofrece 42 variantes de escoliosis, frente a las cinco del sistema King. Estoy muy orgulloso de ello y ha provocado que mi nombre sea mundialmente conocido.

"Para estudiar las deformidades espinales
es fundamental tener una imagen en tres dimensiones"

P.- ¿A qué se refiere cuando dice que es tridimensional?
R.- Para estudiar las deformidades espinales es fundamental tener una imagen en tres dimensiones: vista lateral, frontal y torsión. Esto lo conseguimos a través del TAC -Tomografía Axial Computerizada- o incluso los rayos X, si están provistos de una tecnología avanzada. Yo suelo preferir las radiografías, combinadas con un adecuado programa informático, ya que suponen una menor radiación. Aunque podemos reconstruir modelos reales de la columna la idea es que esa opción vaya desapareciendo y poder trabajar siempre desde el ordenador.
P.- Además del sistema Lenke, su participación ha sido esencial en el desarrollo de una tecnología quirúrgica...
R.- Sí, es el sistema Legacy, que hemos desarrollado con la ayuda de Medtronic y se aplica en las escoliosis severas. Nos permite insertar los tornillos en las vértebras de una manera más segura, lo que nos facilita el poder manipular la columna hasta ponerla en su posición normal. La siguiente generación llegará a EEUU el año que viene. En lugar del titanio, que se emplea tradicionalmente, vamos a recurrir al cobalto y al cromo, que tienen más ventajas.